martes, 19 de enero de 2016

Visita turística a Córdoba



Historia de Córdoba

 Antaño, Córdoba era la cuidad más grande y bella de todo el mundo. Durante época califal vivían en ella alrededor de un millón de habitantes. Había más de mil mezquitas y 800 baños árabes. La ciudad tenía, incluso, un alumbrado público, unos 700 años antes de que se instalara en Londres o en Paris. En la actualidad son numerosos los restos y monumentos que daban fe de aquel pasado esplendor. Córdoba24, le invita a un viaje a través de la historia de la ciudad:


 Barrio de la judería

Se conoce por Judería a la zona de la ciudad española de Córdoba que fue, entre los siglos X y XV, el barrio en el que vivían los judíos. Se encuentra situada al noroeste de la Mezquita Catedral, en la zona comprendida entre las calles Deanes, Manríquez, Tomás Conde, Judíos, Almanzor y Romero.
Es una de las zonas más visitadas por los turistas ya que, además de la Mezquita, en ella se pueden ver monumentos como la Sinagoga, el Zoco Municipal o el Museo Taurino, entre otros. Forma parte del centro histórico de Córdoba que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994.

 



Palacio de Viana


En el Palacio de Viana podemos hacer un recorrido histórico y sensorial de los patios cordobeses sin salir del mismo edificio.
Cinco siglos de historia conforman Viana. Cinco siglos donde los patios han sido siempre los protagonistas de este edificio de Córdoba que ha ido creciendo de forma casi orgánica, fruto de ampliaciones y reformas a través del tiempo. Una casa viva habitada hasta finales del siglo XX por familias nobles y, sin embargo, de gran sabor popular. El patio cordobés, heredero de la tradición romana y árabe, tiene en Viana su más amplia representación histórica.
Desde el patio de vecinos de origen medieval, el Patio de los Gatos; a los patios renacentistas símbolos de poderío y linaje, como el Patio de Recibo y el Patio de las Rejas; el representante del barroco cordobés en el Patio del Archivo; el refinamiento del jardín romántico en el Patio de la Madama y el Jardín de Viana; los patios de trabajo de este Palacio de Córdoba para el uso de los sirvientes en el Patio de los Jardineros, el Patio de la Alberca y el Patio del Pozo; los patios para la mera contemplación, como el sigiloso Patio de la Capilla; los herederos del jardín-huerto árabe en el Patio de los Naranjos; los que se dejan ver al exterior, como el Patio de la Cancela; y el habilitado para los usos de un nuevo siglo, el Patio de las Columnas.

Patios del palacio


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La Mezquita Catedral

La Mezquita de Córdoba, ubicada en pleno centro histórico de la ciudad, es uno de los más bellos ejemplos de arte musulmán en España. Fue el emir musulmán Abderrahman I quien mandó construir el templo en el año 785 sobre los restos de la antigua iglesia visigoda de San Vicente. En siglos posteriores, la mezquita pasó por sucesivas ampliaciones. Abderrahman III mandó levantar un nuevo alminar, mientras que en el 961 Alhaken II ensanchó la planta del edificio y se decoró el mihrab. La última de las reformas sería llevada a cabo por Almanzor en el 987. Como resultado, la apariencia interior es la de un laberinto de columnas de gran belleza, con doble arquería y arco de herradura. En el año 1523, tras la conquista cristiana, se construyó en su interior la catedral, en la que destaca el retablo mayor, el retablo barroco y la sillería del coro en madera de caoba. El mihrab es uno de los más importantes del mundo musulmán, siendo la pieza más noble de la mezquita. La decoración es de mosaico bizantino y mármoles labrados. El patio de los Naranjos es el acceso al recinto.
Vista general de la Mezquita

Interior de la Mezquita

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Medina Azahara

Vista general de la ciudad

Medina Azahara, la fastuosa y misteriosa ciudad que Abd-al Rahman III mandó construir a los pies de Sierra Morena, a ocho kilómetros de Córdoba capital, encierra, incluso en su nombre, historias legendarias. La tradición popular afirma que, autoproclamado Abd al-Rahman III califa en el 929 d.C., y tras ocho años de reinado, decidió edificar una ciudad palatina en honor a su favorita, Azahara. Sin embargo, recientes estudios aportan fuertes evidencias de la causa que impulsó al califa a fundar Medina Azahara. Una renovada imagen del recién creado Califato Independiente de Occidente, fuerte y poderoso, uno de los mayores reinos medievales de Europa, se acepta como el origen más probable de la nueva Medina.
Se dispone la ciudad en tres terrazas rodeadas por una muralla, situado el Alcázar real en la más superior y la intermedia. La zona más baja se reservó para viviendas y la mezquita, edificada extramuros. Las fuentes históricas apuntan a la participación de unas diez mil personas que trabajaban diariamente en su construcción. Abd al-Rahman no escatimó en materiales para lograr el efecto buscado: la insignia del poderoso reino que gobernaba. Ricos mármoles violáceos y rojos, oro y piedras preciosas, además del cuidado trabajo artesanal de los mejores canteros y las legendarias contribuciones bizantinas, ayudaron al encumbramiento.

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